Reportaje Bastean Guerrero – Rolando Mendoza – Luis
Duran
El cantar de gesta del mío cid
La gente se sentía envidiosa de su gran hazaña,
y empezó a hablar mal del Cid, el Rey como tenía algo de rencor, por algo que
le había hecho en el pasado el Cid, no tardó mucho en escucharlos. El Cid
estaba muy contento, pero de repente, llegó una carta diciendo que sé fuera del
reino en un plazo de unos nueve días, reúne a sus vasallos, y estos se
destierran con él, se van de vivar, pero en Burgos nadie se atreve a
hospedarle, ya que el Rey ha dicho que el que lo hospede, ¡que se prepare!
El Cid parte hacia
Cardeña, mientras que Martín Antolinez se vuelve a casa. El Cid se despide de
su mujer y de sus hijas y le deja al abad don Sancho unos 150 marcos para que
cuide a su familia y le dice que por cada uno que gaste él le dará cuatro más.
Se despide y se va (con él se van un
centenar de castellanos).
A partir de aquí, el
Cid se dirige a Valencia, donde poco a poco vence a los moros y al Rey de
Sevilla, y se hace con todo el reino de Valencia, manda unos regalos al Rey
Alfonso. Este los acepta y perdona al Cid y permite que este se lleve a sus
hijas y a su mujer.
El Cid llegó y pidió a
los Infantes que le devolvieran las espadas, Colada y Tizón, ellos se las dan,
el Cid vuelve a reclamar los tres mil marcos que les habían dado, ellos como ya
se los habían gastado, le pagaron con especies de Carrión. Entran en la corte
los Infantes de Navarra y Aragón, que piden al Cid la mano de sus hijas, y este
las acepta, y de nuevo las pone en manos de rey don Alfonso.
Los retos de los
del Cid a los de Carrión: Martín
Antolinez, con Diego González, vence Martín. Muño Gustioz, vence a Asur
González Pedro Bermúdez vence a Fernando. Los del Cid vuelven a valencia
con la cabeza alta y el Cid casa a sus hojas con los Infantes de Aragón y
Navarra, están muy felices y se acaba el canta
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